Aunque reducido el número de autores presentados en este volumen, con sus nombres persigo representar diversas manifestaciones del desenvolvimiento cultural de Venezuela. En consecuencia, intento encarnar en sus sectores, una y otra porción de nuestra tierra en sus revelaciones más conspícuas. Estados de ánimo, genio, estilo nuestros, quedan manifiestos en cada uno de ellos. He tratado de delinear sus excentricidades, características y vocaciones, dentro del marco específico de lo más acendrado de nuestro pueblo. El docente integral consustanciado con el ejercicio de su profesión, personalidades pertenecientes, unas, a la literatura, otras, a la ciencia, otras, a la creación plástica, otras a la creación musical e interpretativa. Suma constituyente de una totalidad visionaria, afín y distinta a la vez, todos plenan las más altas expresiones del alma venezolana. Seres de sandalias de infinito, emblemas visibles de una poderosa fuerza que lucha desde lo hondo por concretar su mensaje, vivenciando en sus fisonomías al Todo y al Uno. Las ideas, la ética, el modo de concebir el bien, la vida y la suma belleza, fluye de ellos en magnánima dádiva hasta la mano levantada del peregrino que la espera.

Médicos de vocación cimentada en la generosidad y la pulcritud de la innata aptitud, artistas plásticos que traducen la gama multifacética de nuestros contornos, músicos que hacen descender desde el corazón del cielo el ritmo insuflador de la fe, la devoción y la esperanza, hombres de empresa, figuras señeras forjadoras del desarrollo del ideal democrático, de la conciencia ciudadana y del espíritu nacionalista. Ellos replantean el pasado, el presente y el porvenir, y justifican la sentencia aforística de Nietzsche antes citada, cuando dice: "la historia es un rodeo que hace un pueblo para llegar a unos cuantos hombres trascendentes".